La estrella roja (Parte 1 de 5)

Un día, cinco duendes disfrutaban de un picnic a las afueras de la aldea de Santa, cuando de pronto un fuerte viento del norte los hizo volar por los aires.

El primer duende, Retki, aterrizó en un claro a mitad del bosque boreal. Estaba tan conmocionado por el viento que no sabía hacia dónde caminar para regresar a la aldea. Avanzó unos pasos hacia una dirección, luego hacia otra, pero seguía sin encontrar el camino. Ansioso por volver a casa, se sentó a pensar.

Recordó que los renos de Santa siguen las estrellas para encontrar el camino a casa. "Si un reno puede hacerlo, ¿por qué yo no?", pensó para sí. El pequeño duende trepó a la cima del árbol más alto del bosque, y esperó a que cayera la noche. No pasó mucho tiempo antes de que miles de estrellas aparecieran en el cielo, pero, ¿cómo sabría cuál seguir para volver a casa?

Justo cuando comenzaba a darse por vencido, Retki notó que una estrella era más roja y brillaba más que las demás. La brillante estrella comenzó a bailar de arriba a abajo, como si dijera: "¡sígueme!". Rápidamente, bajó del árbol y corrió a toda velocidad siguiendo la extraña luz.

Una vez más, comenzó a sentirse perdido, así que trepó a otro árbol y vio la pequeña luz roja saltando de arriba a abajo en el cielo. "Gracias por guiarme a casa así como guías a los renos", pensó.

Finalmente, en la cima de una montaña, logró ver la silueta de los establos de los renos. ¡Lo había conseguido! Su hogar ya no estaba muy lejos.

Miró al cielo para agradecer a la estrella... y de repente se dio cuenta que la brillante luz roja que lo había guiado a casa venía del trineo de Santa, mientras los renos entrenaban y jalaban el trineo por todo el cielo nocturno.

Retki durmió profundamente esa noche, esperando que el trineo de Santa también guiara a sus cuatro amigos perdidos a casa.