Pánico en el salon de clases

Un día, cinco duendes disfrutaban de un picnic a las afueras de la aldea de Santa, cuando de pronto un fuerte viento del norte los hizo volar por los aires.

El primer duende, Retki, encontró el camino a casa siguiendo una estrella roja en el horizonte.

La segunda duende era Kyoki, la asistenta personal de la señora Claus. El viento la llevó al ojo de la tormenta y la soltó repentinamente dentro de una chimenea sin utilizar, sobre una escuela cercana. Aunque eran casi las 7 de la noche, un par de grupos de estudiantes se habían quedado a participar en ciertas actividades extraescolares. El primero era un joven grupo de coleccionistas de timbres postales, quienes intercambiaban timbres de todo el mundo. El segundo era un grupo de la clase de arte y manualidades que trabajaban después de clases para terminar su proyecto final del año.

Cuando la duende aterrizó en la chimenea, los niños entraron en pánico. Se dieron cuenta de que el clima afuera era tan malo, que no podrían volver a casa hasta el otro día. Tendrían que pasar la noche en la oscuridad, lejos de sus familias y de sus camas.

Kyoki, quien estaba acostumbrada a manejar toda una aldea llena de duendes impredecibles, supo inmediatamente qué hacer. Primero, para animar a los niños, tomó leche fría del refrigerador e hizo un poco de chocolate caliente. Una vez que estaban tranquilos, los organizó en grupos: uno para preparar la cena utilizando las sobras de la cafetería, y otro para transformar los tapetes del gimnasio en cómodas camas improvisadas. Cuando llegó la hora de dormir, y algunos pequeños comenzaron a extrañar a sus padres, los puso a cantar villancicos navideños para arrullarlos y lograr que durmieran tranquilos.

Al día siguiente, antes de volver a casa, los niños decidieron hacer algo especial para darle las gracias a su nueva amiga, Kyoki. El grupo de la clase de artes y manualidades le construyó una gran maleta con orificios para poder respirar, mientras que el grupo coleccionista de timbres postales le dio sus mejores timbres navideños, para enviarla de vuelta al Polo Norte por correo, en su nueva maleta.

Una vez que regresó sana y salva a su propia cama, le deseó buenas noches a Retki, quien había vuelto unos días antes; luego pensó en sus otros tres amigos, esperando que volvieran pronto.