El primer año de Kaino (2/2)

Sin saber muy bien qué hacer, Rokou y Kaino deciden ir a hablar con el reno que había estado antes en el equipo de Santa y con sus compañeros Holhooja. Sin duda, ellos podrían explicarles cuáles eran las cualidades que importaban más para poder formar parte del equipo de trineo de Santa.

Malta y Pritt habían tirado del trineo antes, y ya estaban entrenando en el Rancho Polar con los Holhooja. Kaino se siente un poco intimidado por el reno más grande, pero pedirles consejo fue un buen punto de partida.

Cuando Kaino les pregunta qué creen ellos que se valora más para formar parte del equipo de trineo, ambos renos piensan durante un momento.

«Bueno...», dice Pritt, «una de las cosas que más me gusta de trabajar en equipo es ver cómo todos cuidan de los demás. Siempre debemos tenderle el brazo a quien lo necesite, y confiar en que los demás lo harán por nosotros».

Malta asiente con la cabeza y dice: «Eso mismo, ¡trabajo en equipo! Si uno de nuestros compañeros está en apuros, trabajamos todos juntos para resolver el problema. ¡Es muy importante! Como lo estamos haciendo ahora nosotros contigo. Tú tienes preguntas y nosotros las respondemos».

Kaino y Rokou se pasan todo el día hablando de las respuestas de sus compañeros y de sus posibles significados.

Al día siguiente, vuelven a hacer las mismas preguntas, pero a otros renos. Y esta vez les dicen que el respeto y la lealtad son importantes.

El próximo día, la respuesta fue compasión y cuidado por el otro.

Y el siguiente, honestidad y confianza.

Todas las respuestas que recibió Kaino de los otros renos están muy bien, pero todavía no sabe qué hacer con ellas para demostrar que puede ser un buen compañero de equipo. El pequeño reno casi está fuera de sí con preocupación, preguntándose qué puede hacer. Durante mucho tiempo, no puede conciliar el sueño, y cuando lo hace, tiene pesadillas.

A Kaino lo sorprende una visita en la mañana, y más sorpresa siente al ver quién es. ¡Es uno de los renos más pequeños con el que había sido tan cruel!

«Mi mamá y mi papá siempre me dicen que es importante cuidar a los demás y perdonarlos cuando se equivocan. Así que te perdono. Incluso después de que me hayas tratado tan mal».

A Kaino le emocionan las palabras del pequeño reno, ya que no estaba seguro de si él podría perdonarse a sí mismo... ¡Fue entonces cuando tuvo una idea! «¿Y si te compenso? ¿Me ayudarías a encontrar a todos los que traté mal?».

Uno por uno, Kaino y el pequeño reno encontraron a todos los renos con los que Kaino había presumido. Kaino les ofrece algo: «Me siento muy mal por lo que dije. Lo siento mucho. Me gustaría compensarlos por mi desaire... ¡Los ayudaré a entrenar! Podemos encontrarnos todas las mañanas y hacer prácticas especiales. Estoy seguro de que así todos podrán estar en el equipo de trineo un día».

Algunos de los renos más pequeños no perdonan a Kaino tan pronto, pero ninguno de ellos rechaza la oferta de poder entrenar juntos. Esa misma mañana empiezan con las prácticas y Kaino olvida por qué lo está haciendo... Le resulta muy divertido ayudar a los otros renos.

Se pasa toda la mañana y parte de la tarde trabajando con los pequeños renos, intentando descifrar cuáles son sus fortalezas y en qué deben trabajar más. Pone todo su empeño para encontrar la forma de entrenamiento que mejor vaya con cada uno de ellos.

Temprano en la tarde, Rokou viene a buscar a Kaino. «Por fin te encuentro. ¿Qué estuviste haciendo toda la mañana?».

Los renos más jóvenes se acercan llenos de emoción y hablando todos a la vez.

«¡Kaino nos estuvo entrenando!».

«¡Kaino me enseñó cómo hacer una voltereta!».

«¡A mí me está enseñando a correr más rápido!».

«¡Yo puedo saltar mucho más alto ahora!».

Rokou se ríe ante tamaño estallido y se pone feliz al ver a todos los renos tan contentos. «Qué forma más magnífica de pasar tu mañana, Kaino. ¡Yo te ayudaré!».

Durante el resto del día, el grupo trabaja en equipo junto a Kaino y Rokou, quien tiene aún más consejos para darles. Con todo el trabajo, se sienten más tranquilos y menos preocupados por las tareas de la semana. Deciden que volverán a repetir las actividades la mañana siguiente, aunque eso implique posponer la búsqueda de soluciones para su problema un día más.

Al día siguiente, pasadas unas horas del entrenamiento del grupo, llega Kara, una de las duendes Holhooja, y comienza a observarlos. Poco después, saluda a Rokou y a Kaino. «Siento interrumpir, pero Santa me envió a buscarlos. Quiere hablar con ambos».

Kaino se preocupa, pero sigue a Rokou y a Kara. Siente vergüenza de sí mismo y del desaire de esa semana.

Santa los espera en el Rancho Polar. Al verlos, se ríe con alegría. «Kaino, sé lo que has estado haciendo. Debes mantener tu promesa y entrenar a los renos más jóvenes, también debes compartir tus regalos con los demás. Está bien sentirse orgulloso de lo que uno puede lograr, pero no dejes que ese sentimiento te obnubile y te haga olvidar que todos son importantes y especiales en diferentes maneras. Nunca habrá una excusa válida para tratar mal a los demás».

Santa le da una palmadita a Kaino en la espalda y le dice: «Ahora, tranquilízate, tienes tu lugar asegurado en mi equipo; espero que sigas entrenando duro junto a Rokou. Debes estar en plena forma para la gran noche».

A día de hoy, Kaino entrena con regularidad a los otros renos más jóvenes que desean formar parte del equipo. Se esfuerza por alentar a cada uno de ellos y encontrar sus talentos especiales, porque aprendió que todos son especiales en diferentes maneras.

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