El concurso de velocidad

Construir juguetes para todos los niños del mundo requiere mucho trabajo. En la Aldea de Santa, esta tarea es hecha exclusivamente por los duendes artedores. Ellos son muy hábiles y se dice que algunas veces usan magia para construir montañas de juguetes en tiempo record.

Tres meses antes de Navidad, una docena de duendes artedores estaban muy ocupados haciendo juguetes por ellos mismos. Eran muy trabajadores pero no tenían todas las técnicas que necesitaban para hacer juguetes aún más rápido. Igual presumían de sus habilidades entre ellos.

“¿Ven esa hermosa bicicleta?”, un duende rubio preguntaba con orgullo. “¡Me tomó solo 20 minutos construirla!”

“¡20 minutos!”, contestó un duende de pelo negro. “¡20 minutos es mucho tiempo! ¡Yo hice este juego de construcción en solo 10 minutos!”

“¡Ah! ¡Eres tan lento como un caracol!”, bromeaba el duende de pelo rojo. “¡Con mis habilidades mágicas podría haberlo hecho en un minuto!”

Otros duendes se reunieron alrededor de ellos para unirse a la conversación.

“¡Ayer hice 10 balones en un minuto!”, dijo un duende de pelo rizado.

“¡Yo puedo armar una hermosa muñeca en 30 segundos!”, agregó otro duende.

El duende todavía sosteniendo la bicicleta que había construido con mucho orgullo, dice:

“Solo hay una forma de probar quien es el más rápido. ¡Hagamos un concurso!”

“¿Un concurso?”, preguntó el duende de pelo rizado. “¿Qué tipo de concurso?”

“Hagamos un juguete complicado, como un robot inteligente. Tendremos que construir muchas partes para que pueda hablar y moverse. El robot tiene que poder hablar también.”

“¡Sí! ¡Sí! ¡Un robot!”, exclamó el duende de pelo oscuro. “¡Apuesto que seré el más rápido en construir uno!”.

“Cada uno de nosotros tendrá 15 minutos para construir el mejor robot que puedan”, dijo el duende rubio. “Una vez que pasen los 15 minutos, deben de parar de trabajar. El duende que construya el robot más listo, gana.”

“¿Y qué obtiene el ganador?”, preguntó el duende de pelo rojo.

“Todos los otros duendes escribirán una canción en su honor, una canción sobre sus habilidades y talentos.” Contestó el duende rubio audazmente con la confianza que él ganará.

“¡Buena idea!”, dijeron los duendes al unísono.

“No creo que Santa apruebe esta idea”, dijo un duende calvo en voz baja.

“Seamos discretos entonces ¿Si?”, contestó el duende rubio, dándole la espalda al duende calvo.

“Entonces este es el trato: aquellos que quieran participar en el concurso deben aparecer una hora antes de su turno mañana en la mañana.”

¿Crees que organizar este concurso sin decirle a Santa sea una buena idea? ¡Vuelve más tarde para saber qué pasa después!